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En plena pandemia, el agua de Misicuni no llega a los barrios por falta de ductos

Página Siete, 18 de Enero 2021



La represa de Misicuni está a punto de rebalsar, sin embargo, sus aguas se desperdician y no llegan a los 7 municipios del eje metropolitano. Faltó planificación para la distribución del vital recurso.

Cochabamba tiene suficiente agua, pero no puede distribuirla en plena pandemia. La represa de Misicuni, el proyecto  más anhelado y caro del departamento, está a punto de rebalsar debido a las persistentes lluvias. Paradójicamente,  en la zona sur de la Llajta  hay escasez de agua y sus habitantes deben racionar  el recurso vital. La carencia de agua se extiende a los siete municipios del eje metropolitano de Cochabamba (Cercado, Sacaba, Quillacollo, Tiquipaya, Colcapirhua, Vinto y Sipe Sipe) debido a la falta de planificación  para la construcción de aducciones que distribuyan el líquido. Mientras tanto, hay desperdicio, escasez y racionamiento en tiempos de pandemia. Crisis de agua y Covid-19  Las viviendas  de la zona sur de Cochabamba –los distritos 8, 9, 14 y 15- no cuentan con tuberías de agua potable ni con alcantarillado. Los vecinos se abastecen del líquido mediante los carros cisternas, que les venden el turril (150 litros) entre cinco  y 15 bolivianos, dependiendo la zona y la demanda. La Alcaldía de Cochabamba cuenta con una flota de 250 cisternas  que venden el agua a siete bolivianos en el sur. Sin embargo, no logra cubrir la demanda. La familia Peredo vive en San Marcos. Allí no tienen agua potable ni alcantarillado. Previendo la “eterna carencia de agua”, construyeron en su casa un tanque subterráneo de 4.000 litros (26 turriles). Cada mes llenan el depósito mediante un distribuidor particular que cobra 150 bolivianos. Pese a que el estanque es de gran capacidad, la familia Peredo –de siete miembros- raciona el líquido. Para la higiene de manos, sustituye  el agua  por alcohol en gel. La alarma mundial del coronavirus ha enfatizado la importancia del lavado habitual de las manos para prevenir la transmisión del virus. “En la televisión repiten  que debemos lavarnos las manos con agua y jabón para evitar la transmisión del coronavirus, pero es difícil seguir esas recomendaciones cuando no hay agua”, lamenta Roxana de Peredo, quien decidió comprar por mayor alcohol en líquido y gel para la higiene y desinfección de sus hijos y esposo. La familia Gonzales vive en alquiler en el barrio Cobol. No tiene un depósito de agua, sólo dos turriles que  llenan dos veces a la semana. “No alcanza para lavar  platos o  ropa. Es difícil pensar en lavarse las manos a cada rato”, dice Gregoria mientras sostiene en brazos a su bebé de seis meses. Cuenta que los carros cisternas de la Alcaldía deberían ir a esa zona dos  veces a la semana para vender el turril a siete bolivianos, pero  fallan, por lo que los vecinos  deben acudir a distribuidores particulares que  cobran hasta 15 bolivianos. “No venían los aguateros en junio, julio y agosto del año pasado. No se imagina cómo vivíamos. Apenas conseguíamos para cocinar. Eso no saben los de la Alcaldía y la Gobernación. Para ellos todo está bien, pero comprar agua es caro. Así es difícil pensar en lavarse las manos”, protesta Gregoria. El secretario departamental de Planificación de la Gobernación de Cochabamba, Rafael Mareño, está consciente de  la carencia de agua, por ello recomienda usar otras alternativas para la higiene y prevención del coronavirus. “Debemos dar prioridad al uso eficiente del agua, no solo para el aseo, sino también para el consumo. Es evidente que hay que lavarse las manos constantemente, pero no solo puede ser con agua, sino con gel antibacterial o alcohol”,  recomienda Mareño. Agua desperdiciada La represa Misicuni fue terminada de construir en 2016 y entre 2018 y 2019 la acumulación de agua llegó casi a su tope. Del 100% de su capacidad (180 millones de metros cúbicos), actualmente su embalse ya está aproximadamente al 94% (170 millones de metros cúbicos). El Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa), la empresa distribuidora de agua, compra tan solo el 10% de la reserva de la  presa y la distribuye a las OTBs del municipio de Cercado, sobre todo a la zona norte de la ciudad. En septiembre de 2017, Semapa terminó de construir unos ductos que  transportan el líquido desde Misicuni hasta su planta de tratamiento ubicada en Cala Cala, en la zona norte. Ese ducto tiene capacidad para trasladar 700 litros por segundo, pero actualmente solo lleva 600 litros por segundo porque el procesamiento de la planta está al límite. Esa agua potabilizada solo llega al 60% de los habitantes de Cercado. “Semapa no abastece al 100% de los habitantes del municipio, solo llega al 60%, el 40% no recibe agua de Semapa. Lo que hacen esos vecinos  es comprar de cisternas. Mientras no concluyan los ductos y las redes domiciliarias, van a seguir comprando agua por al menos dos años, no tienen otra alternativa. Van a seguir atravesando escasez”, asegura el expresidente de la Empresa Misicuni  Jorge Alvarado. De acuerdo a estos antecedentes, el aprovechamiento de las aguas de Misicuni es el mínimo (menos del 30% se destina a la planta hidroeléctrica Misicuni y al riego) por lo que existe el riesgo de que la presa rebalse si persisten las lluvias. “No se puede dejar esa cantidad de agua en la presa porque existe el riesgo de que rebalse el agua y eso no es recomendable en ninguna represa”, dice Alvarado, por lo cual se abre las compuertas para que desemboquen en el río Rocha, el afluente más contaminado de Cochabamba. Represa de Misicuni Misicuni  fue pensada hace  un cuarto de siglo. Los primeros diseños fueron presentados en 1975. En 2016 la presa fue terminada  y su embalse está el límite de su capacidad. 2009 Empezaron las obras de la presa, pero sufrieron retrasos. El proyecto tiene  tres  fases que incluyen un túnel, la presa más alta del país y la hidroeléctrica. Aún falta la construcción de unos túneles para transportar el líquido. 2 de 7 Municipios construyen las redes domiciliarias. Cerca a  70 millones de dólares para llegar al sur de la Llajta. Sacaba está a punto de terminar el sistema de distribución de agua. 250 Cisternas  de agua están autorizadas por la Alcaldía de Cercado para la distribución y venta del líquido a los habitantes de la zona sur. Los distritos más carentes son el 8, 9, 14 y 15. En esos barrios compran el turril entre cinco y 15 bolivianos. La planta  de tratamiento de agua construida en Misicuni está sin uso, según denuncia del asambleísta Freddy Gonzales. Asegura que ello se debe a la falta de ductos para transportar agua potabilizada. La construcción de las redes precisa  financiamiento Falta de  planificación retrasa los proyectos de distribución de agua Existe suficiente agua en la presa Misicuni para abastecer a los habitantes del eje metropolitano de Cochabamba, sin embargo, las autoridades no previeron la construcción de  aducciones y canales de distribución del líquido. Actualmente, para transportar el recurso desde la presa hasta los municipios  hay tres proyectos de aducción, dos están en construcción y el tercero aún no fue ejecutado por falta de financiamiento. El expresidente de la Empresa Misicuni  Jorge Alvarado  explica que la función de la institución era encargarse de la construcción de la presa, el túnel  y obras anexas. Luego de la acumulación de agua su distribución es de responsabilidad de los municipios. “Desde 2014  se les pedía a los alcaldes que tomen las previsiones porque la presa se iba a terminar el 2016. Los alcaldes no lo creyeron y no tomaron las previsiones para construir los ductos (…). Hubo una total falta de planificación de todos los municipios del área metropolitana”, indica Alvarado. Los sistemas de ductos El primer ducto  sale desde Jove Rancho en Misicuni y pasa por Tiquipaya, el norte de Cercado, hasta Sacaba (tres municipios).  Tiene un avance del 75%, con una inversión de cerca de 24 millones de dólares, precisa Alvarado. Adicionalmente se construirán cinco tanques: dos en Tiquipaya, uno en el norte de Cercado y dos en Sacaba. La capacidad de cada depósito varía de 2.500 a 3.000 metros cúbicos. Los gobiernos municipales son los encargados de construir  las redes  de distribución en  sus regiones. El segundo ducto sale de Jove Rancho, pasa por Colcapirhua y llega a Cercado. La primera tiene un avance del 95% y la segunda del 65%. Se construyen cinco tanques: dos en Colcapirhua y tres en la zona sur de Cercado. El tercer ducto parte de Jove Rancho, pasa por Quillacollo, Vinto y Sipe Sipe. El proyecto  no tiene financiamiento y las obras aún no empezaron. Beneficiará a 160 mil habitantes Sacaba,  el primer municipio en recibir aguas de  Misicuni El municipio de Cercado aprovecha los recursos de la represa de Misicuni, pero el agua solo llega al 60% de la población. Aún se construyen los ductos y la conclusión de las obras de las redes de distribución es incierta por falta de financiamiento. En contraparte, en Sacaba   avanzan las obras de aducción y paralelamente se construyen las redes primarias y secundarias, por lo que se prevé que ese municipio sea el primero del departamento  que logre  beneficiar a  toda su población con el líquido de la represa. “Estamos instalando las redes en siete distritos para beneficiar a 160 mil habitantes. Sacaba ha decido colocar el dinero que llega del Tesoro General de la Nación por dos gestiones para priorizar el acceso a agua potable para sus habitantes. Son 40 millones de bolivianos que están en plena ejecución”, precisó el gerente de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapas), Óscar Zelada. Hizo la declaración  finales de diciembre 2020 durante una inspección a las obras de aducción, a la que también asistió el ministro de Medio Ambiente y Agua, Juan Santos Cruz. Esa cartera de estado invierte 90 millones de bolivianos para la construcción de las redes domiciliarias en el municipio de  Sacaba. El asambleísta departamental de los Demócratas Freddy Gonzales reconoce que las obras de aducción y redes avanzan en los municipios de Sacaba y Cercado, pero pide al Gobierno aclarar si existe el financiamiento para concluir las obras. “Sacaba tiene un buen avance en la construcción; pero de lo que es la distribución de agua interna, en Cercado solo se construye la aducción hasta Quenamari y faltan sus redes internas que solo tiene un 20% de avance. Se necesita saber si el Gobierno tiene los recursos para terminar  todas las aducciones”, sostiene el asambleísta Gonzales. Destaca que en al menos cinco años todo el eje metropolitano de la Llajta podría ser beneficiado con las aguas de la represa Misicuni, que actualmente no llegan a los municipios que la necesitan con urgencia.

Fuente: Página Siete

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